6-7-8



Certero en sus críticas y en sus elogios, Esteban Schmidt describió, perfectamente, lo que yo, y muchos, pensamos del programa insignia de la tevé pública. ¿Periodismo o militancia? ¿Manipulación espantosa, verborragia decadente y sermón político o revolucionarios de contenidos y vanguardistas del debate? A veces, un poco de todo eso.

¿Lo bueno? 6-7-8 nos hace re-preguntarnos cosas que dábamos por sentadas en el periodismo: la objetividad y el blanqueo total de aquel secreto a voces: que el periodista siempre está al servicio de un interés (privado o estatal, Clarín o el gobierno) y que eso conlleva una responsabilidad como creadores de opinión. No podemos lavarnos las manos, dicen, porque la influencia de los medios en la creación del ciudadano no es casual. Son de la escuela del periodismo militante, de aquel que presupone que el oficio no consiste siempre en informar sino en pensar cómo, cuándo y por qué se dicen ciertas cuestiones. En ese sentido 6.7.8 lleva lejos este discurso. ¿Cómo se explican, sino, las reuniones de 6.7.8 Facebook, las manifestaciones públicas de amas de casa y tipos de traje que salen de la oficina?. Todos estos temas se debaten hoy porque existe un programa como 6.7.8... pero no sin controversia.


¿Lo malo? Es molesto 6.7.8, es anti-periodístico, es la soberbia de un discurso que se cree limpio, sin los salpicones característicos de los que trabajan en los medios a los que ellos se oponen. El periodismo de periodistas es insoportable pero, tal vez, necesario... porque nos hace mejores. Y ya que 6.7.8 se atribuye el rol de "policía del periodismo", tal vez sería interesante que alguien realizara una investigación interna. Porque todos sus aciertos no lavan los pecados de sus limitaciones de contenido, de un discurso reduccionista de la política -- "ellos" o "nosotros" -- del sermón aburrido y de la construcción falaz de que la militancia es una actividad feliz, que no cuesta.

Porque ahí está el problema, ¿no? Informarse cuesta. Hacer política, cuesta. Construír una opinión, cuesta. No alcanza comprar Clarín o mirar 6.7.8. No alcanzan las contratas de Juan Forn en Página 12 ni las antiguas de Caparrós en Crítica. No alcanzan los editoriales de La Nación o las reflexiones de Van der Kooy... no podemos confiarle a otros nuestra concepción de la realidad. Hay que ir a buscarla, siempre.