Rodrigo Fresán es el columnista de Página 12 que más me gusta. Es escritor y vive en Barcelona pero por eso no deja de ver a los argentinos por lo que somos, en nuestros vicios y en nuestras virtudes. Es la prueba viviente de que, a veces, para ver bien las cosas vale también tomar un poco de distancia de ellas. Pero lo que hace único a Rodrigo Fresán es que, aparte de genial y progre, es fánatico de Los Beatles- y hace todo para intercalarlos, de alguna manera y a veces a la fuerza, en sus contratapas.
Me acuerdo de Fresán, hoy Domingo, por dos noticias que tienen que ver con los 4 de Liverpool: que el MALBA plantea proyectar algunas de sus películas en un ciclo que dio a llamar "Rock N Roll" (allí estará la clásica A Hard Day's Night pero también la oscura Magical Mystery Tour) y que Robert Zemeckis, el director de Volver al Futuro, planea una remake de "Yellow Submarine" en la que posiblemente participen los dos que quedan, Ringo Starr y Paul McCartney.
Hace unos años, con la última aparición en River de Los Rolling Stones, publicó una columna interesante sobre cómo los argentinos pasamos, culturalmente, de Beatles a Rolingas. Él se maravillaba con la subcultura de jóvenes con flequillos rectos y pañuelos palestinos en el cuello que bailaban como gallinas sin cabeza. Y no es que Fresán estuviese en contra de discos geniales como "Let it Bleed" sino que se esforzaba en comprender los paralelismos entre Los Rolling Stones- eternos rebeldes arrugados- y los argentinos, que ven en ellos un poco de su propia escencia.
Alguna vez lo escribí, vuelvo a escribirlo ahora: habiéndolo inventado todo, a los Beatles sólo les quedó inventar el separarse. Fue entonces cuando, quizá, los Rolling Stones decidieron seguir juntos para siempre, orquestando sucesivos duelos Jagger/Richards para angustia de la concurrencia, anunciando nuevo tour, girando en círculos, como viejos long-plays.
Cuando me acuerdo de la Argentina de mi infancia –cabe la posibilidad de que se trate de un mecanismo de defensa, de una de esas alteraciones del pasado– no puedo evitar el pensarla como un país beatle. Después, en algún momento, la Argentina decidió ser un país rolinga. Supongo que fue entonces cuando comenzaron los problemas.
Me acuerdo de Fresán, hoy Domingo, por dos noticias que tienen que ver con los 4 de Liverpool: que el MALBA plantea proyectar algunas de sus películas en un ciclo que dio a llamar "Rock N Roll" (allí estará la clásica A Hard Day's Night pero también la oscura Magical Mystery Tour) y que Robert Zemeckis, el director de Volver al Futuro, planea una remake de "Yellow Submarine" en la que posiblemente participen los dos que quedan, Ringo Starr y Paul McCartney.
Tiene razón Fresán: algunos se conforman con seguír tocando y a otros sólo les queda la satisfacción de saberse leyenda.
0 comentarios:
Publicar un comentario